
Después de un baño en leche de yegua la piel aparece lisa, sin irregularidades, brillante, hidratada y renovada.
¿Por qué?
La leche de yegua es un exfoliante natural de primer orden, es decir, produce una ligera abrasión o peeling de la capa externa de la piel eliminando las células muertas y, con ellas, las toxinas, manchas e irregularidades, como pequeñas arrugas o acumulaciones de piel muerta.
La leche de yegua contiene ácido láctico, un alfa hidroxiácido o AHA natural que, además de exfoliar, tiene un alto poder hidratante, estimula la regeneración celular y su efecto tonificante, favorece la recuperación de la firmeza de la piel.
Entre los efectos a largo plazo de los baños en leche de yegua, se sabe que su suero es un potente activo anti-envejecimiento, capaz de estimular la producción de colágeno.